Y por muchos días. Porque los pronósticos a una semana no dan ni una gota para nuestra región, ni para la casi totalidad de la península. Y las temperaturas, cada vez ascendiendo un poquito más. Y todos sabemos que en Córdoba la primavera es realmente corta, y cuando menos lo esperemos estamos por encima de los 30, y eso puede suceder perfectamente a finales de mes, salvo que los pronósticos de que la semana santa puede estropearse sean ciertos. Ya estamos rozando los 23 grados en la capital y las mínimas no son demasiado frías, y van a ir subiendo en los próximos días. Curiosamente en Trassierra se han registrado esta mañana 0,3 grados, mínima más baja que en algunos pueblos del triángulo del frío, como Zafrilla (1 grado), Molina de Aragón (0,9 ºC) o Alobras (2,5ºC), caprichos del tiempo. La posibilidad de que nos alcanzara el segundo frente de inestabilidad el martes-miércoles pasado, al final quedó en nada. La sequía ya es notoria en muchos puntos de España, como zonas de Aragón, y Castilla, y empieza a haber problemas incluso de abastecimiento de agua potable. Además los incendios han empezado a proliferar igual que si estuviésemos en pleno verano, las siembras de cereales da pena verlas, y la atmósfera no se limpia de contaminación, con lo que proliferan las enfermedades pulmonares, doy fe de ello (el hospital donde trabajo está a tope). Dicen que igual se nos estropea la semana santa, pero ya casi lo prefiero, porque necesito ver llover de nuevo, inspirar ese aire limpio y fresco de la tierra mojada, ver nuevamente correr los pequeños arroyos de la sierra.
Que alguien saque en procesión a un santo, o que cante el que más desafine, pero a ver si entre todos logramos que esta situación cambie, porque como no llueva lo que queda del mes de marzo y abril, ya no lo hará hasta al menos octubre en nuestra provincia, y podemos tener un verano realmente duro.
Cantad, hermanos, cantad. Y desafinad mientras más, mejor.
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