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sábado, 11 de julio de 2015

La isla de calor

Hoy comentaremos un fenómeno meteorológico muy interesante denominado Isla de Calor.





En las grandes ciudades, durante el día se produce un sobrecalentamiento de los materiales de los edificios, estructuras de metal, hormigón, asfalto, todos con una baja capacidad de reflejar el calor solar, lo que se denomina bajo albedo, y al llegar la noche se enfrían muy lentamente, provocando una isla térmica con temperaturas mínimas varios grados más altas que los espacios abiertos y provistos de vegetación.

Los edificios liberan el calor lentamente durante la noche y provocan un sobrecalentamiento de las zonas urbanas.

Las regiones rurales tienen más capacidad para reflejar la energía solar(albedo más alto) y más evapotranspiración, ocurriendo todo lo contrario en las zonas urbanas.


Evidentemente a todo esto hay que sumar todo el tráfico rodado y sus gases contaminantes. Este fenómeno es más intenso mientras más grande es la ciudad.

Los edificios altos impiden que ese calor se evacue hacia el espacio.



También la actividad industrial, las fábricas y el calor evacuado por los aires acondicionados elevan aún más la temperatura.






Las temperaturas en las zonas urbanas pueden, por este efecto, ser varios grados más calurosas que su entorno En esta foto de la ciudad de Boston se ve muy bien la isla térmica.

Son bastantes las acciones que se pueden emprender para minimizar este efecto. El más obvio es ampliar las zonas verdes en la ciudad. Plantar más árboles de sombra, césped y evitar zonas asfaltadas o enlosadas. En Córdoba no se han tomado medidas para combatir este fenómeno. Solo disponemos de 2 grandes zonas verdes en la ciudad, el parque Cruz Conde, donde la temperatura puede ser hasta 5 grados inferior a la de la periferia y el parque de La Asomadilla (foto).



El primero de ellos está cubierto de una masa arbórea muy nutrida, es un parque muy antiguo, con más de 40 años, con árboles de sombra muy grandes y con grandes zonas de césped que se riega diariamente. Es un auténtico pulmón en el centro de la ciudad, y el único sitio donde se puede practicar deporte en verano, salvo que quieras correr el riesgo de colapso por calor extremo. Allí (foto) solemos diariamente ir a entrenar ya que es el único sitio soportable en esta época.



Otro parque es el de La Asomadilla, el segundo parque más grande de Andalucía tras el de la Cartuja. Este parque es realmente bonito, pero muy mal diseñado. A nadie se le ocurrió sembrar árboles de sombra, como plátanos, Olmos, Almezos Agriaces, etc. Se les ocurrió la feliz idea de sembrar olivos centenarios, que realmente son bonitos visualmente pero con nula producción de zonas sombreadas. Las zonas arboladas y cubiertas de césped son auténticos paraísos térmicos, son un pulmón de frescura y oxígeno para la ciudad y en ciudades tan calurosas como Córdoba son fundamentales.



Si en La Asomadilla se sembrara una masa arbórea adecuada tendríamos una zona verde realmente impresionante, similar al Retiro madrileño. Pero tras más de 15 años desde su inauguración a nadie se le ha ocurrido esta idea. Y en estas fechas apenas nadie puede pasear por él, ni por supuesto correr, salvo a primera hora de la mañana. El resto del día es un auténtico infierno donde el sol te machaca.

Realmente hay que tener menos luces que un candil.

Es evidente la diferencia de temperaturas entre la estación oficial Aemet Córdoba, en al aeropuerto, a 10 km de la capital, y las estaciones de la capital. En máximas están bastante parejas, pues se compensa que las de la capital se encuentran en edificios altos, muy expuestos al viento, y Aemet está a nivel del suelo, donde el efecto del viento es menor. Pero en mínimas la diferencia es mucho más ostensible, a veces de más de 2ºC, debido al efecto isla de calor que hemos comentado, y también al efecto del viento que hace que las mínimas bajen un poco menos.

En ambas estaciones zafrilleras se aprecia muy bien el efecto de isla de calor de la estación del pueblo, respecto a la del río, a solo 150 m. Y hablamos de un pueblo minúsculo, pero influenciado por el calor humano de las chimeneas en invierno. Evidentemente también influye como ya sabemos el efecto de inversión térmica de las zonas junto a los ríos y arroyos.

Hay otras medidas que se están llevando a cabo en ciudades calurosas, como la construcción de islas verdes en las azoteas, o la utilización de materiales con un albedo más alto, como sustituir el asfalto por el hormigón, con capacidad para reflejar más radiación solar, o asfaltos modificados.

 Lo que no es de recibo es que plazas como la del Zoco, en Poniente, donde vivo y donde se sitúa la estación PCE, toda la plaza está enlosada, no hay ni un metro cuadrado de césped y los árboles que han sembrado se pueden contar con los dedos de una mano y apenas dan sombra.

Esta zona de día es una auténtica placa solar, que irradia un calor infernal que transmite al ambiente, y de noche tarda mucho en enfriarse.

Realmente el que ideó la plaza tendría que estar a las 4 de la tarde cualquier día de estos a ver qué le parece.

Un auténtico lumbreras.

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