La desaparición del Río en internet nos sentó tanto a Goyo como a mí bastante mal, y yo comenté este problema en una entrada que titulé "vuelta la burra al trigo".
Desde pequeñito mi padre me enseñó a pedir disculpas y saber reconocer los errores cuando me equivocase, y nunca lo olvidé.
Es cierto que carecía de toda la información, de datos que sí tuve cuando viajé al pueblo, y allí fue donde me di cuenta de mi error.
Yo dije aquí que la wifi que se había instalado cubría peor que la anterior el pueblo, y pude comprobar in situ que no era así. El problema no era de cobertura de señal. La señal llegaba aproximadamente con la misma fuerza que antes, pues a la antena omnidireccional que transmitía desde el Ayuntamiento se le habían añadido 2 repetidores, uno de ellos situado en la casa rural junto al bar de Mercedes, que daba cobertura sin problemas a la estación.
El problema era el que suele ocurrir todos los años en las fiestas. La gran cantidad de visitantes, todos conectándose a la wifi, la hacían saturarse y bloquearse continuamente. También ocurrió el año pasado.
Los niños y menos niños van a la plaza a mandarse videos por Whatsapp y eso no hay router que lo aguante.
Hice mal en criticar la labor del Consistorio, pues aunque nunca di a entender que fuera con mala fe, culpé a quien no tenía culpa de nada. El Ayuntamiento ha invertido una importante cantidad de dinero en esta instalación, con el objetivo de mejorar la anterior.
Y tengo que reconocer que esta instalación mejora la anterior. Otra cuestión es que el router falle en ocasiones, y aunque la estación permanece mucho más tiempo conectada tras la finalización de las fiestas, sigue dando algunos problemas.
Pero esto no es responsabilidad del Consistorio, sino de la empresa instaladora de internet, que debe responder y ofrecer un buen servicio. Goyo se lo comentó al secretario y parece que lo convenció para que en caso de que siguieran los problemas contactara con el proveedor.
Además tengo que decir que Goyo no ha encontrado problemas con la actual alcaldesa en seguir con el mantenimiento de la estación del Ayuntamiento.
No me voy a escudar en las ganas de ver los datos o las fotos de Zafrilla Río, o el hecho de no estar allí personalmente para suavizar mi responsabilidad. Reconozco mi error, pequé de imprudente y pido perdón si alguien pudo sentirse ofendido, aunque no haya recibido queja de nadie.No congenio demasiado bien con ciertas personas que siempre piensan que tienen razón, que en todo momento están en posesión de la verdad. Quizá porque mis errores me hacen más humano, y ellos están por encima del bien y del mal, y su superioridad los hace superhombres ante mí.
Otra cuestión es la cabezonería o perseverancia en nuestras ideas. Hay veces que a mí me ocurre, pero si me doy cuenta de que el otro tiene razón, se la doy. Hay una expresión francesa muy bonita que se usa en estos casos que es "Chapeau". Reconozco que llevas razón y yo estaba equivocado.
Es como reconocer en una carrera que alguien mejor que tú te ha vencido. Siempre felicito al vencedor, aunque sea mi mayor rival. Solo pienso que debo mejorar para intentar vencerle en la siguiente carrera. Es lo que hace grande al deporte y a los deportistas de verdad.
Yo lo hice en La Joya nada más terminar. Felicité a un muchacho de menos de 20 años que llegó 10 metros por delante haciendo una magnífica carrera, posiblemente la más rápida de su dilatada historia. Cierto es que tenía 30 años menos que yo, pero eso no empaña para nada su victoria.
Si la carrera hubiera tenido 21 o 42 kms seguramente las cosas hubieran sido muy distintas.
Jonathan Swift, escritor irlandés muy conocido, dijo que un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se equivocó, que es tanto decir que hoy es más sabio que ayer.
Y San Agustín, patrón de Zafrilla, también escribió sobre nuestros errores.
Quizá reconocer los errores me haga más humano, pero lo que sí es seguro es que me hace sentir mucho mejor.
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