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lunes, 25 de abril de 2016

El Filípides Zafrillense

 Es conocida la historia del soldado ateniense Filípides, en el año 490 A.C, experimentado corredor de larga distancia, que recorrió la distancia entre Maratón y Atenas para comunicar la derrota de los persas a mano de los atenienses.

La distancia que cubrió fue de aproximadamente 40 km, y llegó tan exhausto que, tras pronunciar las palabras "Alegraos atenienses, hemos vencido", cayó fulminado por el esfuerzo.


Eso dice la leyenda. Posteriomente, los 40 km se transformaron en 42 km y 195 metros. Este cambio fue durante los Juegos Olímpicos de Londres en 1908, y corresponde a la distancia entre el palacio real, donde comenzó y el estadio de White City, donde estaba la meta. La prueba en un primer momento, iba a disputarse sobre una distancia de 38 Km., pero el Príncipe de Gales, Jorge V, quiso que la salida se tomase desde el Castillo de Windsor,  por que ese día llovía y no querían que la Reina se mojara.


Así que finalmente la distancia quedó establecida en 26,2 millas, que son exactamente la distancia de 42.195 metros, quedando como definitiva y reglamentaria  en los Juegos Olímpicos de Paris en 1924.

Son los mismos que Goyo y yo nos hemos merendado uno tras otro hoy, en una jornada fabulosa, con un día soleado espléndido, algo fresco a primera hora de la mañana y un poco caluroso en la última parte de la carrera, cuando te daba el sol, ya que a la sombra se iba muy bien.

Hemos corrido acompañado de más de 22000 personas, 12000 que como nosotros corrían la Maratón, y otras 10000 que hacían la media maratón, y de los que nos separamos en el km 14, pudiendo ir algo menos embotellados por la tremenda muchedumbre.

Es el quinto año que acompaño a Goyo en este inmenso reto, y ha sido el mejor de todos. Goyo se había preparado muy bien, y ya lo pude comprobar el día que subimos corriendo hasta La Veredilla, completando la distancia de una media maratón (21 km) entre ida y vuelta, terminando muy bien.

No ha sufrido lesiones, como ocurrió en años anteriores, y la carrera se ha desarrollado sin incidentes, salvo los habituales. El sufrimiento siempre está presente en los últimos 12 kms, y precisamente entre los kilómetros 32 y 35 es cuando ha sufrido un pequeño bajón del que se ha recuperado espectacularmente ,tras  el ánimo que nos ha dado la familia, que nos esperaba en el km 20 y en el 35.

Estos encuentros son muy emotivos y te dan una gran inyección de moral para continuar. Y en el km 35, donde vas realmente sufriendo, es un momento clave para ese ánimo. Realmente se te saltan las lágrimas cada vez que ves a tu familia en el camino.



Yo solo he corrido por que Goyo completara la distancia, ayudándole en lo posible, porque este año estaba lesionado desde la maratón de Sevilla, en febrero, y he corrido con mucho dolor en mi pie derecho. No he disfrutado todo lo que lo podría haber hecho, y  casi me ha ayudado él más a mí que yo a él.

Nuestra idea era bajar la marca del año pasado, las 3 h53' bajo la lluvia, y hemos pasado la prueba con nota. La marca objetivo era bajar de 3h50' y acercarse al máximo a las 3h45'.

Finalmente han sido 3h 46'02" los empleados en la distancia, con un espectacular arreón final de Goyo, que me sorprendió totalmente, y al que me costó responder por mis dolores, intentando el 3:45. que se escapó por un suspiro.

Pero habrá que dejar algo para el año que viene.



Ahora solo queda lamerse las heridas y disfrutar de los recuerdos vividos. Y pensar si merece la pena repetir, ya que la preparación es muy dura.


El viaje en AVE ha sido estupendo. Yo, como casi siempre, no hago lo que la mayoría. Ni voy viendo la película de turno que ponen, ni voy mirando la Tablet o el teléfono.

Me gusta ir mirando atentamente el paisaje pasar a 300 km/h, y contemplar la maravillosa riqueza que atesora el norte de nuestra provincia cordobesa.

El mar de encinas que se abre a poco de abandonar Córdoba es realmente espectacular, con un verde maravilloso y todo rezumando agua. El Valle de los Pedroches y el encinar de Villanueva de Córdoba y Cardeña es precioso. Luego se continúa con el Valle de Alcudia, donde desaparecen todos los encinares y son impresionantes las praderas sin árboles.

He tomado algunas fotos, que casi siempre salen mal, pero en esta ocasión  he podido aprovechar alguna de ellas, como la que muestro justo a la puesta de sol sobre las cordilleras de la sierra de Alcudia, frontera natural entre mi valle natal de Los Pedroches y el manchego Valle de Alcudia, con vistas del monte Horcón, en Santa Eufemia, límite septentrional de la provincia cordobesa y de Andalucía, y a tiro de piedra de mi pueblo natal.

La primavera está siendo realmente buena, y se nota en el campo. Y aunque la temperatura global sigue aumentando, en España tanto marzo como abril van a ser más frescos de lo habitual.

Este puente Goyo visitará el pueblo y dará una revisión a todas las estaciones.

Y el único Filípides zafrillense puede sentirse muy orgulloso de esta nueva hazaña.

Y los zafrillenses de tener un auténtico maratoniano entre sus habitantes.


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